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Nicolas Mathieu: “Más de 100.000 personas acabaron viviendo mi historia de amor como una telenovela”

Nicolas Mathieu: “Más de 100.000 personas acabaron viviendo mi historia de amor como una telenovela”

Uno no decide a quien querer y, a veces, el amor está condenado a ser clandestino. Las razones son múltiples pero todas desembocan en lo mismo: el silencio. Nicolas Mathieu (Épinal, Francia, 1978) ha pasado por un par de relaciones de este tipo. La más reciente –y actual – es la que mantiene con Carlota Casiraghi, hija de Carolina de Mónaco, que le ha puesto en el foco de la crónica social, muy a su pesar, y de la que prefiere “ser discreto”, como él mismo reconoce a La Vanguardia durante su visita a Barcelona. Pero, años antes de este sonado enlace, se vio envuelto en una situación similar que le volvió “totalmente loco”. Tanto, que sintió la necesidad de romper con todo secreto y de explicar por lo que estaba pasando en su cuenta de Instagram.

“Tenía pocos seguidores, así que lo viví como una especie de diario personal. Exteriorizarlo me ayudaba a desahogarme y, a la vez, me permitía convertir algo muy íntimo en una cosa universal, pues fueron muchos los que me escribieron reconociendo que estaban pasando por algo similar. Esto me ayudó a sentirme mejor y me ofreció la posibilidad de exponer toda una paleta de sentimientos, que iban desde los inicios hasta la vida en común, además de los alejamientos que hubieron de por medio. Sin darme cuenta, acabé llegando a más de 100.000 personas, que acabaron viviendo mi historia como una telenovela”. Ahora retoma gran parte de estos textos y los reconfigura para darles un tono inédito en El cielo abierto (AdN), recién llegado a las librerías.

Cada vez más escritores nacerán en las redes”

Más allá del amor, los relatos expresan otros aspectos del día a día, como los encuentros, los trenes, los libros, el horror de los domingos, el despilfarro o el aprecio por los padres y los hijos. “Tenía ganas de salvar lo que quedaba en redes. Me daba la sensación de que, si no lo hacía, se quedaba todo en el limbo, y todo lo que escribí en aquella etapa es importante para mí y me ha formado, pues fue cuando aprendí que lo cotidiano se podía elevar a algo mayor”.

El autor reflexiona que, el haber mostrado los lectores su intimidad, no deja de ser “una ficción”, pues “puedes vivir algo en tus propias carnes pero, cuando decides contar algo, eliges minuciosamente las partes que quieres magnificar y, también, las que deseas apartar. Estás obligado a ello con las novelas y, todavía más, con las redes sociales, pues el espacio que te permiten estas es limitado”. Esto lo valora como algo positivo, pues “permite la intensidad que, bien gestionada y siempre que no se vuelva algo tóxico, es la base de todo”. Prueba de ello es que “todos estos textos se escribieron en menos de treinta minutos, que es el tiempo con el que considero que un sentimiento se puede captar mejor, especialmente si narras una vivencia que acaba de suceder. Prefiero eso que no tirar de recuerdos”.

Nicolas Mathieu, durante su visita a Barcelona

Nicolas Mathieu, durante su visita a Barcelona

Àlex Garcia

Que sus inicios se forjaran en Instagram es algo que “no todo el mundo ha sabido entender”, lamenta. “A la crítica parece molestarle que alguien que empiece ahí pueda ganar el premio Goncourt, como hice en 2018 con Sus hijos después de ellos. Pero también es literatura y, conforme pasen los años, todavía encontraremos más ejemplos de escritores que nazcan en la red y que usen estas plataformas como laboratorio para saber qué opina la gente o, simplemente, como diversión o desfogue. Cuando nació el cine, los críticos también dijeron que era un divertimento para gente sin cultura”.

De todos modos, las críticas no son algo que le preocupe demasiado, como sí le altera pensar en la imposibilidad de volver a hablar de intimidades tan profundas. “Echo de menos el anonimato y el exponer mis pensamientos. ¿He cambiado? Imagino que sí, aunque no me suelo volver a leer. He madurado como escritor y como persona, pero confieso que echo de menos aquella libertad de creación en la que lo que decía no tenía más repercusiones que las de crear comunidad”.

lavanguardia

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